En un artículo anterior, mencionábamos que uno de los siniestros más catastróficos en nuestro país son los incendios y que estos se generan principalmente en los hogares, sin embargo, no podemos dejar de lado a las empresas, negocios, escuelas, parques, hospitales y hasta baldíos, que también forman parte del registro de incendios clasificados como urbanos.
El Centro Nacional de Prevención de Desastres (CENAPRED), ha determinado que más del 70 % de las causas que provocan los incendios urbanos son desconocidas, pero entre las principales se encuentran: el descuido humano, los cortos circuitos, un inadecuado mantenimiento a las instalaciones eléctricas, el uso de materiales de construcción altamente inflamables y las fugas de gas LP.
Infortunadamente, esta información plasmada en estadísticas se obtiene del recuento de los daños que realizan las autoridades correspondientes como consecuencias que deja un incendio, las cuales van desde pérdidas materiales considerables que pueden representar una desestabilización económica; perjuicios a la salud y en el peor de los casos, la muerte.
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El impacto social, económico y ambiental ocasionado por los incendios
Si algo podemos agradecer a la pandemia es la reducción considerable del CO2 que se dio en el último año, globalmente hablando, bajando en un 7 % con respecto al 2019; no obstante, la afectación ambiental a nivel mundial por el desprendimiento de diferentes gases contaminantes sigue siendo preocupante, pues los incendios, ya sean forestales o urbanos, contribuyen en gran medida a la polución atmosférica.
A pesar de que en México, muchas veces, los datos duros sobre las afectaciones que dejan los incendios urbanos no son registrados, de acuerdo a información proporcionada por organismos dedicados a la prevención y protección de estos sucesos, indican que los incendios ocurren con más frecuencia y resultan más dañinos que los sismos o huracanes, pero al presentarse de forma aislada, no tienen tanta atención mediática; sin embargo, estos siniestros han ido en aumento de forma gradual en un 10 % de forma anual ocasionando un gran impacto a nivel económico, social y ambiental.
Según el INEGI, en los últimos diez años, han fallecido 10 000 personas a causa de incendios urbanos. Asimismo, en los últimos cuatro años se han registrado más de 95 000 incendios, lo que representaría una pérdida aproximada de 1000 millones de pesos al año, multiplicada por tres al considerar el impacto que causa en lo que se deja de producir y suministrar.
Organismos como la Asociación Mexicana de Rociadores Automáticos Contra Incendios (AMRACI) y el Consejo Nacional de Protección Contra Incendio (CONAPCI) hacen un llamado a la sociedad a crear conciencia sobre los riesgos que representan estos sucesos, y hacen énfasis en la importancia de generar una cultura de la prevención, además de fortalecer el marco normativo de seguridad humana, con la finalidad de contar con leyes que obliguen la instalación de equipos de protección contra incendios en edificios con mucha concurrencia y de ese modo evitar más pérdidas humanas y materiales, así como grandes daños a la economía y la sociedad.
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