Hace algunos años, unos ladrones lograron tumbar una ventana de mi casa, irrumpieron y extrajeron varias de nuestras pertenencias, y aunque nos sentíamos hasta cierto punto tranquilos, pues teníamos una póliza de seguro de casa habitación con cobertura de robo con violencia, no terminó como esperábamos.

Tras el incidente, inmediatamente me comuniqué con mi agente de seguros y me orientó sobre cómo proceder con mi reclamación, pero algo me decía que no era experto, sino que estaba improvisando; sin embargo, en ese momento desconocía prácticamente todo lo relacionado con los seguros, por lo que me dejé guiar por él.

Logré integrar mi reclamación, la presenté en el despacho de ajustadores y posteriormente, mi agente de seguros me comunica que debo esperar porque tienen que hacer algunos ajustes. A las tres semanas de haber llevado la información, me entrega una hoja, que no era otra cosa más que un convenio de ajuste y finiquito.

Cuando me explicó cómo se conformaba, me percaté de que hacían falta algunas cantidades. Esto llamó mucho mi atención, porque estaban aplicando términos y condiciones de una póliza diferente a la que me habían entregado.

Por supuesto, no iba a aceptar que dejaran de pagarme y decido buscar asesoría, pero para mi sorpresa, me encontré con que no había quien pudiera asesorarme adecuadamente, es decir, no existían abogados especialistas en seguros, y los únicos que podían representarte en una reclamación eran los propios ajustadores, pero no era suficiente, pues ellos no son expertos en el tema jurídico de los seguros.

Así es como, en 1998 nace mi interés por constituir una firma dedicada a la representación de los asegurados que enfrentan un siniestro y buscan asesoría especializada que les ayude a resolver su situación.

Gracias a ello, hoy en día puedo compartir contigo mi experiencia y acompañarte en tus procesos de reclamación.

LIC. MANUEL H. GALLARDO INZUNZA