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Fenómenos Hidrometeorológicos: causas, efectos y cómo protegerte

27 de mayo, 2025 Editorial Gallbo
Redacción:
Marcela Audelo

Los fenómenos hidrometeorológicos son cada vez más intensos y destructivos. Afectan desde techos hasta negocios enteros. ¿Estás realmente protegido?

Las lluvias intensas, los huracanes, las tormentas eléctricas, los frentes fríos, las granizadas y otros fenómenos relacionados con el clima son parte de nuestra realidad, especialmente en un país como México, donde la geografía y las condiciones atmosféricas favorecen su aparición.

Lo preocupante es que estos eventos naturales no solo han aumentado en frecuencia, sino también en intensidad. Cada año, miles de familias, negocios, industrias y comunidades enteras resultan afectadas por los daños materiales y económicos que dejan a su paso. Y aunque su origen no siempre puede prevenirse, sí existen formas de anticiparse a sus efectos y proteger tanto tu seguridad como tu patrimonio.

Causas: una mirada al origen del problema

Los fenómenos hidrometeorológicos tienen múltiples detonantes, pero en los últimos años el cambio climático ha sido uno de los principales catalizadores de su agravamiento. Las temperaturas oceánicas más altas, por ejemplo, alimentan tormentas más violentas y prolongadas. Además, la deforestación, el crecimiento urbano desordenado y la destrucción de ecosistemas naturales han reducido la capacidad de la tierra para absorber el agua de lluvia, generando inundaciones y deslaves cada vez más graves.

A esto se suman fenómenos atmosféricos cíclicos como El Niño y La Niña, que alteran el equilibrio de las lluvias y las temperaturas en distintas regiones del planeta, provocando temporadas atípicas y prolongadas de sequías o precipitaciones extremas.

En conjunto, todos estos factores contribuyen a la generación de eventos climáticos que sobrepasan la capacidad de respuesta de muchas comunidades, incluso en zonas que antes no eran consideradas de alto riesgo.

Efectos: consecuencias visibles y ocultas

Los efectos de estos fenómenos son tan variados como destructivos. En zonas urbanas, por ejemplo, las lluvias intensas pueden saturar el sistema de drenaje y provocar inundaciones que dañan viviendas, negocios y vehículos. En áreas rurales, la pérdida de cosechas, caminos colapsados y cortes de energía pueden paralizar la vida comunitaria durante días o semanas.

Entre los efectos más comunes y preocupantes se encuentran los daños a la propiedad y sus contenidos: techos colapsados, cristales rotos, muebles destruidos, equipo electrónico dañado por la humedad, entre otros. También es frecuente la pérdida total o parcial de vehículos, que muchas veces son arrastrados por las corrientes o quedan inservibles tras una inundación o una granizada severa. Ni qué decir de las afectaciones a comercios e industrias, donde la interrupción de operaciones, la pérdida de inventarios y la avería de maquinaria o equipo de trabajo pueden representar un golpe económico severo.

En cuanto a la integridad humana, los riesgos a la salud son igualmente alarmantes: enfermedades respiratorias ocasionadas por la humedad, infecciones gastrointestinales derivadas de la contaminación del agua, y lesiones provocadas por escombros o la caída de estructuras inestables. En los casos más extremos, no podemos dejar de lado las pérdidas humanas, con víctimas fatales a causa de deslaves, ahogamientos o accidentes provocados por condiciones climatológicas extremas.

Más allá de los daños materiales y físicos, está el impacto emocional: la angustia de perderlo todo en cuestión de minutos, la incertidumbre económica, el estrés de no recibir apoyo inmediato y, en muchos casos, el sentimiento de impotencia cuando una aseguradora rechaza cubrir los daños sufridos.

¿Cómo protegerte ante estos eventos?

La protección frente a fenómenos hidrometeorológicos requiere una combinación de prevención, planeación y respaldo legal. Aquí te compartimos algunas medidas fundamentales para protegerte tú, tu familia y tu patrimonio:

1. Evalúa tus riesgos reales

Cada región del país tiene sus propios riesgos: huracanes en zonas costeras, tormentas eléctricas en el norte, granizadas en el altiplano o lluvias intensas en el sur. Identifica qué fenómenos son comunes en tu zona y prepárate de forma específica.

2. Asegura tu patrimonio… de forma inteligente

Tener un seguro no es un lujo: es una necesidad. Asegúrate de que tu póliza incluya cobertura por fenómenos hidrometeorológicos, y que los montos contratados realmente se ajusten al valor de tus bienes. Muchas personas descubren lo que es el infraseguro hasta que ya es demasiado tarde.

3. Mantén tu propiedad en condiciones óptimas

La prevención también es física. Limpia canaletas, verifica que el techo esté en buen estado, asegúrate de que las ventanas tengan sellos adecuados y revisa periódicamente tu instalación eléctrica. En comercios e industrias, vale la pena tener un protocolo de emergencia actualizado y capacitar al personal en qué hacer antes, durante y después de un evento climatológico.

4. Guarda tus documentos en un lugar seguro

Ten a la mano copias digitales y físicas de tus pólizas de seguro, comprobantes de propiedad, facturas de bienes y registros fotográficos del estado de tus propiedades. Esto será clave si necesitas hacer una reclamación.

Apóyate con expertos

Una de las situaciones más frustrantes después de un fenómeno natural es cuando tu aseguradora rechaza el pago de la indemnización, retrasa el proceso o no cubre lo que tú creías que estaba amparado. Por ello, lo más recomendable es buscar el respaldo de abogados especializados en seguros.

En Gallbo Global Insurance Claimers, llevamos más de 26 años ayudando a personas y empresas en esta situación. Con nuestro servicio de Segunda Opinión, evaluamos las circunstancias del siniestro, así como lo expuesto por ambas partes de acuerdo a lo estipulado en el contrato, desde coberturas hasta términos especiales.


Si deseas conocer más sobre este servicio, contáctanos al correo info@gallbo.com o bien, envíanos un WhatsApp al (556) 145 5557.