Si de algo podemos tener certeza es de que, cuando contratamos un seguro, lo hacemos con la esperanza de estar protegidos ante lo inesperado, ya sea un accidente, una enfermedad, un incendio en el hogar o la pérdida de un ser querido; y que la póliza nos brinde la tranquilidad que necesitamos, pero ¿qué pasa cuando llega el momento de reclamar y la aseguradora no responde como debería, o simplemente emite un rechazo?
Aquí es donde entran en juego las famosas “letras chiquitas” del contrato. Esos términos y condiciones que, quizás por falta de tiempo, porque no entendemos el lenguaje técnico o porque confiamos plenamente en el trabajo del agente de seguros y dejamos que resuelva cualquier inconveniente, no les damos la atención necesaria, pero esto puede convertirse en un obstáculo que impida que recibamos una indemnización justa.
¿Qué se esconde detrás de las letras chiquitas del contrato de seguro?
Las “letras chiquitas” no son necesariamente cláusulas ilegales. Son condiciones, exclusiones o restricciones que forman parte del contrato y que, aunque están ahí desde el principio, suelen pasar desapercibidas. Algunas de las más comunes incluyen:
Periodos de espera: tiempos mínimos que deben transcurrir desde la contratación hasta que ciertos eventos estén cubiertos.
Exclusiones específicas: enfermedades preexistentes, actividades de alto riesgo o zonas geográficas fuera de cobertura.
Obligaciones del asegurado: reportar el siniestro dentro de un plazo determinado, presentar ciertos documentos, o seguir tratamientos médicos específicos.
Causales de nulidad: omisiones o errores al llenar la solicitud del seguro que la aseguradora puede usar en tu contra más adelante.
En Gallbo, hemos visto cientos de casos en los que los términos y condiciones se han convertido en un problema mayúsculo para los asegurados. Personas que pagaron durante años su póliza y, cuando más necesitaban la protección, recibieron una negativa basada en interpretaciones técnicas, cláusulas ambiguas o condiciones que jamás entendieron al momento de firmar.
Por ejemplo: un usuario con un Seguro de Gastos Médicos Mayores que enfrenta un rechazo porque la aseguradora argumenta que la enfermedad ya era preexistente, aunque no hubiera sido diagnosticada. Otro: un beneficiario de Seguro de Vida que no recibe la indemnización porque la aseguradora afirma que el fallecido omitió declarar una condición médica en la solicitud, aunque esta no tuvo relación con la causa del deceso.
Ahora, ¿cómo puedes protegerte ante una situación así? Es muy sencillo. Antes de contratar una póliza de seguro, cerciórate de hacerlo con agentes capacitados y actualizados; pregunta todo, no te quedes con ninguna duda sobre términos, coberturas, exclusiones o procedimientos. Una vez que hayas dado este paso y ya tengas tu póliza, guarda toda la documentación: desde la solicitud inicial, recibos de pago y toda comunicación con la aseguradora.
Si ocurre un siniestro, reclamaste y la aseguradora te rechazó, no te preocupes. 8 de cada 10 casos rechazados pueden revertirse con el acompañamiento legal adecuado. En Gallbo Global Insurance Claimers contamos con la Segunda Opinión, un servicio diseñado para analizar de forma exhaustiva la reclamación, así como la respuesta de la aseguradora, determinando la viabilidad legal del caso, por lo que, si existe posibilidad de revertir el rechazo, te acompañamos en todo el proceso de la reclamación.
Recuerda: Al contratar seguros hazlo con agentes actualizados y al reclamar siniestros, apóyate con expertos. Si deseas más información o tienes alguna duda, escríbenos al info@gallbo.com, o envíanos un mensaje por WhatsApp al (556) 145 55 57.