Responsabilidad social   |  18 mayo, 2021

La historia de Carlos Alexander: Siempre sonriente, independiente y feliz

Marcela Audelo

Carlos Alexander, o “Carlitos” como lo conocen en su círculo familiar, es un niño inquieto y muy feliz.

 

A pesar de la discapacidad que lo ha acompañado desde su nacimiento, él no se detiene ante nada y busca siempre la manera de hacer lo que tanto le gusta, de disfrutar su infancia como cualquier niño: jugar y divertirse.

 

Para Roberto y Paola, papás de Carlitos, la llegada de su primogénito estaba llena de emociones encontradas y expectativas, como las de cualquier padre primerizo, sin embargo, ninguna de ellas los preparó para lo que se aproximaba.

 

Durante cada chequeo, los médicos aseguraban que todo marchaba bien, pues los ultrasonidos no arrojaban algo que pudiera resultar preocupante, pero para sorpresa de todos, Carlitos nació con una malformación genética que tuvo como resultado una deficiencia en la formación de su mano izquierda.

 

Sin duda alguna era una situación angustiante, y aunque los especialistas aseguraron que había sido “una en un millón”, es decir, no habría ningún otro tipo de afectación a nivel físico, motriz o neurológico que imposibilitara a Carlitos gozar de buena salud, para Roberto y Paola llegaría el desconcierto y temor al imaginar que su pequeño no podría hacer muchas cosas.

 

 

Afortunadamente, ese sentir no podría estar más alejado de la realidad, pues hoy, a sus 7 años y gracias al amor y apoyo de su familia, Carlos Alexander es un niño lleno de energía, siempre sonriente e independiente; sus pasatiempos favoritos, como cualquier niño sano, es jugar, principalmente con sus primos y su hermana.

 

“Cuando sea grande, quiero ser maestro”

 

Carlitos forma parte ya de nuestros beneficiarios al recibir su prótesis mecánica de antebrazo como parte del Programa de Donación 2020 de Fundación Markoptic. A pesar de tener una edad muy corta, tiene claro que este dispositivo le ayudará a mejorar su calidad de vida, con respecto a la realización de aquellas actividades que se le han dificultado, así como a cumplir el sueño de dedicarse a la docencia cuando sea grande.

 

Paola nos cuenta que ser madre de Carlos Alexander la llena de mucho orgullo, pues gracias a la perseverancia y optimismo de su pequeño, todos los días se quedan con una gran enseñanza: Nunca darse por vencidos y creer que todo se puede hacer de la mejor manera.

 

Para finalizar, la familia Hernández Ramírez reconoce la labor que realiza Markoptic, y agradece a todos los que se han unido a esta noble causa, pues gracias a su compromiso y confianza, han hecho posible que cientos de adultos y niños, como Carlitos, vean realizado su sueño de tener una prótesis.


Únete a la causa realizando tu donativo mensual a partir de $50 en www.fundacionmarkoptic.org.mx. Si deseas más información contáctanos al teléfono 800 509 1985, o al correo info@fundacionmarkoptic.org.mx.

 

 

 

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