Todos, por más autosuficientes que nos consideremos, necesitamos interactuar con el entorno, llámese familia, amigos, compañeros de trabajo, y demás personas que nos vamos encontrando en nuestro día a día, y nos identificamos por grupos dependiendo de la edad, género, raza, discapacidad, religión, orientación sexual, ocupación, entre muchos otros.
Estas identidades generan oportunidades y brindan seguridad a las personas, sin embargo, algunos grupos son rechazados, ya sea por las creencias y actitudes de la sociedad, o incluso, por las mismas leyes, lo que significa una privación de la dignidad y de la posibilidad de una vida mejor para estos grupos.
Cientos de organizaciones han alzado la voz en pro de los grupos en situación de vulnerabilidad, lo que ha motivado a legislar y a inspirar políticas públicas en materia de los derechos de las personas.
Inclusión, exclusión e integración social de los grupos vulnerables
De acuerdo al artículo 1º de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, el Estado deberá promover, proteger y asegurar el pleno ejercicio de los Derechos Humanos y libertades fundamentales de las personas con discapacidad.
Pero ¿a qué se le conoce como inclusión y exclusión social? La inclusión es la acción de mejorar las condiciones de las personas que integran la sociedad, proporcionándoles capacidades, oportunidades y reconocimiento por lo que son. La exclusión es totalmente lo opuesto, es negar a las personas la participación plena en la vida social.
Las personas con discapacidad conforman uno de los grupos con mayor exclusión en nuestro país, y por más increíble que parezca, en pleno 2021 y a pesar de que se ha establecido la Ley General para la Inclusión de las Personas con Discapacidad, la discriminación sigue imperando, lo que conlleva a la desigualdad, pues este sector de la población no tiene acceso a una educación y atención de la salud dignos, ni oportunidades y salarios justos.
No basta con integrar a las personas con discapacidad en la sociedad, se debe asegurar su plena participación en un marco de respeto, igualdad y equiparación de oportunidades. Es decir, se trata de erradicar la discriminación, teniendo como objetivo mejorar el bienestar integral de los individuos a través de la inclusión social.
Aunque la transición de la exclusión a la inclusión se da de forma paulatina, es posible conseguirlo si todos, como sociedad, asumimos el compromiso de eliminar estereotipos negativos y creamos las condiciones necesarias para que exista movilidad social, y a su vez, abrir camino a una vida más digna para las personas en situación de vulnerabilidad.
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